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Wok

jueves, 22 de septiembre de 2016


¡Un buen día comienza por un buen desayuno!
El desayuno es la primera comida, aquella que nos activa y pone en movimiento nuestro cuerpo. Si además lo compartimos, nos conecta con los otros al inicio de cada día. Por eso en esta nota te contamos las claves para que vos y los tuyos empiecen la jornada de la mejor manera. La calidad de nuestro desayuno influye significativamente en nuestro rendimiento físico e intelectual, siendo esencial en todas las edades y crítico en la infancia, porque determina el proceso de aprendizaje. Pero… ¿Cómo lograr un buen desayuno?
1) Informándote sobre qué alimentos conforman un buen desayuno. ¡Acá te damos una ayudita!·
Una fuente de calcio: leche, yogur o quesos descremados (los quesos untables suman calcio en menor proporción que un queso blando o más duro). Si no consumís lácteos, la leche de almendras es una buena opción para la mañana.·
Una fruta: cruda, cocida en jugo o licuado. Si no llegaste a comerla con tu desayuno, consumila como colación. Podés alternarla con frutas desecadas (orejones, pasas de uva…) o snacks de frutas deshidratadas (de reciente aparición en el mercado).·
Un cereal integral: “Con salvado” NO es lo mismo que “integral”. Pan y galletitas deben ser integrales, porque eso significa que se elaboraron con la harina que proviene de la molienda del grano entero de trigo, conservando así su riqueza de vitaminas, minerales y fibra.Los productos “con salvado” en general son elaborados a base de harina blanca. Por eso es fundamental leer los ingredientes de lo que compramos. De acuerdo al Código Alimentario Argentino, los ingredientes se listan en orden decreciente. Entonces, el primer ingrediente que leamos debe ser “harina integral”.
2) Poniendo "lo mejor de vos" para mejorarlo…Este segundo paso implica prestar atención a tus compras, tu alacena y tu mesa de cada mañana. Con la actitud de querer desayunar mejor comienza el proceso para cambiar el hábito. Como todos los procesos de la vida, lleva tiempo y constancia. Te recomiendo hacer cambios graduales, reemplazando un alimento por vez y proponiendo el cambio a las personas con las que compartís tu hogar.
3) Incorporando el hábito en tus mañanas. Tené presente que un hábito es una práctica frecuente y por costumbre, que no excluye un desayuno diferente en ocasiones especiales. Cuando te decidas a comenzar a transitar este camino, prestá atención a lo que te dice tu propio cuerpo, notarás cómo mejora su funcionamiento y aumenta tu energía.

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